4/2. ROMA. INICIARSE EN LA ARQUITECTURA.

INICIARSE EN LA ARQUITECTURA. /4-2 

ROMA. La revolución del arco. (2ª parte)

(Continuación del artículo 4/1 de la serie INICIARSE EN ARQUITECTURA)


CASAS Y PALACIOS

La población romana se concentraba sobre todo en las urbes en las cuales existían dos tipos de vivienda. Las más modestas y numerosas formaban agrupaciones denominadas  insulae, a modo de bloque de apartamentos actuales, de varios pisos y de las cuales apenas quedan restos.
Reproducción de una insula romana

 Las familias de un cierto poder económico utilizaban la denominada domus, vivienda normalmente de una planta que tienen su origen remoto en la primitiva cabaña etrusca, formada en torno a un hogar donde  se cocinaba y una cubierta superior con apertura para la salida de los humos. El desarrollo posterior creo un tejado, con las pendientes hacia el interior -compluvium- para recoger las aguas de lluvia en un estanque central -impluvium-. Más tarde, en el siglo II, incorporan  el denominado peristilo -patio de columnas- de influencia griega, en torno al cual se desarrolla la vivienda propiamente dicha enriqueciéndola notablemente y llenándola de luminosidad. En ella se utilizaban pavimentos de mosaicos decorativos y se decoraban las paredes con profusión de pinturas murales. Hubo muchas variantes de esta tipología pero partiendo siempre del mismo esquema.


Esquema clásico de una domus.


Representación virtual de una domus.


Casa romana. Representación virtual del impluvium con el peristilo al fondo.

Las villas romanas se establecieron en el campo, fuera de la influencia masificada de las urbes. Edificadas generalmente en torno a un jardín, podían ser de dimensiones modestas, para albergar a familias que cultivaban una pequeña propiedad de tierras o, por el contrario, ser de mayores dimensiones, con grandes extensiones de terreno -latifundios-  disponiendo de esclavos o siervos para el cultivo y con un conjunto de edificaciones complementarias en su entorno para tal fin.
Existían también las villas suburbanas, en el entorno de las ciudades, utilizadas por la aristocracia romana que de esta manera se aislaban una tanto de la masificación de la ciudad pero sin alejarse de ella.

Reproducción de villa romana y su entorno. (clarionweb.es)

Las villas imperiales eran los palacios de los emperadores, de los que apenas quedan restos arqueológicos, aunque con los que quedan, de todas formas, nos podemos hacer una idea aproximada de su configuración. Una de las más espectaculares fue la Domus aúrea,  construida por Nerón después del tremendo incendio de Roma en el siglo I, presentaba una planta compleja y de dimensiones colosales con un interior decorado de forma exhorbitante mediante mármoles, oro, piedras preciosas, etc. El Palacio Flavio, de Diocleciano, pese a ser monumental, participa más de la tipología de la casa romana en muchos de sus apartados.

Domus Aurea. Planta

Palacio Flavio. 

Ya en el periodo final del imperio, Diocleciano construye un palacio que rompe definitivamente con las tipologías precedentes y por su carácter defensivo, comienza a integrarse en las configuraciones de castillos y fortalezas medievales que se desarrollarían en los siglos posteriores.


Palacio de Diocleciano, en Spalato.


MONUMENTOS

Consecuente con su propio poder imperial, el deseo de gloria terrenal era implícito al carácter de los  emperadores romanos. Por ello proliferaron toda una serie de monumentos conmemorativos de acontecimientos triunfantes a mayor gloria del emperador reinante. Los mas destacados fueron los arcos de triunfo, especie de puerta medieval pero aislada de la muralla. Normalmente estaban constituidos por uno o tres arcos. En su composición formal,  aunque toda la sustentación se basa en el arco, se complementa, una vez más, con elementos de órdenes clásicos con función meramente ornamental.


Arco de Constantino, en Roma. Arcos sustentantes y órdenes clásicos decorativos.

Arco de Tito, en Roma.

Otro tipo de monumento era la columna conmemorativa  la cual, bien mediante el desarrollo en su propio perímetro de minuciosos bajorrelieves, y/o como sustentación de un monumento escultórico en su coronación, servía de recordatorio de algún hecho glorioso.  La más espectacular es la  Columna de  Trajano, de dimensiones impresionantes -30 m. de altura y 4 m. de diámetro-.desarrollando en su perímetro, de forma helicoidal, un bajorrelieve continuo de su batalla contra los dacios. Una escalera de caracol interior permite el acceso a lo más alto.

Columna de Trajano, en Roma. Aunque no se aprecia la escala, tiene un diámetro de 4 m.


Columna de Trajano. Detalle de su victoria sobre los dacios.


Columna de Marco Aurelio, en Roma.



Columna de Marco Aurelio. Detalle de su victoria sobre los germanos.

LA CONFIGURACIÓN URBANA

La organización social de esa época tenía un carácter marcadamente urbano y sus ciudades adquirieron unas dimensiones absolutamente desconocidas hasta entonces. En el siglo XVIII se descubrieron los restos de las ciudades de Pompeya Herculano, desaparecidas a causa de la erupción del Vesubio en el año 79. Su recuperación a lo largo de los años -y que aún continúa- nos ha permitido conseguir información valiosísima de primera mano sobre la configuración de las mismas.



Maqueta de la ciudad de Pompeya.
La ciudad romana, con un trazado normalmente rectangular, dispone de dos calles principales perpendiculares entre si: la mayor, que se desarrolla longitudinalmente, cardo, y la transversal denominada decumana. Dentro de ella su parte más monumental es el foro, donde se concentra la vida administrativa, comercial, religiosa, judicial, etc. Así pues en ella se concentran los templos; los monumentos conmemorativos como arcos o columnas; las bibliotecas; las termas; los pórticos,  etc. En los foros se ubicaban así mismo las basílicas, disponiéndose, normalmente, al fondo de los mismos. Verdaderamente se trata de un espacio urbano muy enriquecido pudiendo considerarse el origen del desarrollo urbano a lo largo de los siglos posteriores. En Roma se construyeron sucesivamente varios foros -Julio César, Augusto, Nerva- y el mayor de ellos, el de Trajano.


Foros en Roma.
Ruinas del Foro de Trajano, en Roma.
Reprodución virtual del ambiente urbano en un foro romano

LAS INFRAESTRUCTURAS

La enorme expansión del imperio, que implicaba la necesidad de una conexión entre las diversas regiones, y por otro lado, la preponderancia de las zonas urbanas sobre las rurales, fueron las causas del desarrollo impresionante de unas infraestructuras ¨desconocidas en la antigüedad hasta esa época. Aunque en ese periodo no existía una distinción clara entre lo que hoy día conocemos por arquitectos e ingenieros, la verdad es que, el desarrollo de las obras que hoy en día entendemos dentro del ámbito de la ingeniería, fue espectacular. 
La comunicación terrestre entre las distintas urbes se facilitó enormemente con el desarrollo de una red de calzadas ejecutadas con una técnica que, con las modificaciones efectuadas a lo largo de los siglos, puede ser considerada como el origen de construcción de las actuales carreteras.

Red de calzadas en Hispania.

 Reproducción de la construcción de una calzada romana. (laalcazaba.org)

Así mismo, y como consecuencia de salvar el paso de los ríos en su trazado, se construyeron  multitud de puentes gracias a la técnica constructiva del arco, lo que permitía mantener el flujo el transporte marítimo bajo los mismos. En España se pueden admirar unos cuantos, sobre todo los de  Mérida, de casi un kilómetro de longitud, y el de Alcántara, de menor longitud pero mucho más elevado. Invito a reflexionar al lector sobre la complicación que debió suponer la construcción de estas maravillas con los medios de la época...
Puente romano, en Mérida (España)


Puente romano, en Alcántara, (España)
La concentración de la mayoría de la población en las urbes obligó a dotarlas de unos servicios urbanísticos absolutamente impensables en la civilizaciones precedentes. El más importante de ellos era el suministro de agua. Para ello se construyeron canalizaciones que surtiéndose de zonas altas, a kilómetros de las ciudades, conducían el agua por gravedad mediante canales, galerías subterráneas bajo montañas, y, sobre todo, mediante los acueductos que, a modo de puentes de mucha altura, permitían salvar fuertes desniveles del terreno. En Roma, que contaba con varios acueductos,  la abundancia de agua era tal que, además de suministrar a las fuentes públicas se utilizaba para las termas, incluso, en alguna ocasión, para celebrar batallas navales en el Coliseo.
La diferencia entre un puente y un acueducto es que, aunque ambos utilizaban el arco como sustentación de las cargas superiores, éste último, al ser tan esbelto y para garantizar su estabilidad, necesitaba ser arriostrado  por elementos intermedios, y éstos, normalmente, eran otros arcos que, al contrario que los superiores, en este caso cumplían la función de evitar el pandeo  (rotura por pandeo= la ocasionada por la excesiva altura de una pieza vertical).


Acueducto de Segovia (España. Los arcos superiores soportan el peso del canal, los inferiores              sólo son de arriostramiento de las pilastras..



Acueducto de Gard (Roma). Los arcos sustentantes son los de las dos arcadas superiores. La arcada inferior es de arriostramiento.



Realmente el desarrollo de las infraestructuras fue tal que incluso se crearon redes de alcantarillado, cloacas,  en superficie y subterráneas, adelantándose muchos siglos a civilizaciones posteriores. En Roma la Cloaca Máximacon sus derivaciones, recogía las aguas de los edificios públicos manteniéndose en servicio hasta mucho tiempo después.

Cloaca Máxima, en Roma.



Cloacas romanas, en Medina Sidonia (España).

Ya, para finalizar, debo reseñar que, ante la enorme abundancia de material para desarrollar este tema, me ha resultado especialmente complicado efectuar la síntexis del mismo al quedar tantos pormenores por explicar. Por eso, es preciso recordar que es intención de esta serie de artículos el facilitar una primera incursión a todas aquellas personas interesadas en el maravilloso mundo de la historia de la arquitectura, invitándoles a una mayor profundización en la misma acudiendo a los libros y a los innumerables medios que la tecnología digital pone hoy en día a su disposición. 


Madrid, abril de 2015



Fuentes:
  • Historia del arte. (Juan Antonio Ramírez y otros)
  • Historia del arte. El mundo antiguo. (Diego Angulo Íñiguez)
  • Historia antigua universal. Pilar Fernández Uriel)
  • El lenguaje clásico de la arquitectura. (Summerson)
  • Ilustraciones de diversas webs.



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