5.- ARQUITECTURA PALEOCRISTIANA. INICIARSE EN LA ARQUITECTURA.

BASÍLICA PALEOCRISTIANA. INICIARSE EN LA ARQUITECTURA. /5







ARQUITECTURA PALEOCRISTIANA.
La basílica romana; origen de las iglesias cristianas.



Cuando visitamos cualquier iglesia de otra época -visigoda, románica, gótica, etc., no se suele reflexionar sobre la larga evolución que han sufrido los templos cristianos desde su origen hasta nuestros días. En este capítulo vamos a profundizar en esos orígenes, los cuales, desde hace dos milenios, han protagonizado la arquitectura religiosa en occidente. Todo ello, como se viene advirtiendo desde capítulos precedentes, con ánimo de ayudar a comprender la historia de la arquitectura introduciéndonos en sus aspectos más significativos, sin la intención de profundizar en los mismos, labor esta que dejamos en manos del lector interesado.

Para ello  analizaremos la arquitectura paleocristiana que se desarrolló durante la época del imperio romano, es decir, a partir del siglo I d.C. Los primeros cristianos, ante la persecución ejercida por el Imperio contra ellos, se ven forzados a practicar de forma privada sus reuniones en sus propias casas para posteriormente utilizar unos espacios subterráneos denominados catacumbas. En principio se aprovechan de que la ley romana permite la construcción de cementerios corporativos, para utilizarlos al mismo tiempo para sus celebraciones litúrgicas. Consistían en una serie de galerías, organizadas en dos o más pisos y conectadas entre sí por rampas o escaleras, aprovechando para ello las existentes en antiguas minas o excavadas frecuentemente ex profeso. En sus laterales se ubicaban los nichos que albergaban los enterramientos -loculi-  y la confluencia de las galerías daba origen a unos espacios poligonales -cubículos- o semicirculares -arcosolios

Catacumbas. Galería con nichos o lóculi laterales






Fue ya a partir del 313 cuando el emperador Constantino, mediante el Edicto de Milán,  liberaliza el culto cristiano. Hay que considerar que los primitivos cristianos formaban parte de la organización social del imperio romano, pero con la singularidad de sus ideas religiosas. Por tanto eran romanos a todos los efectos -dentro de las diferentes categorías sociales establecidas- con la particularidad de que profesaban una religión que, hasta entonces, se había encontrado perseguida. Es por ello que al principio para sus servicios litúrgicos ya públicos, y liberados ya de la clandestinidad, buscan utilizar un tipo de edificio entre los existentes que mejor se adaptara a la celebración de sus cultos. Aunque en principio podría parecer lógico que utilizaran para ello los templos romanos, éstos fueron desechados en parte por su vinculación con los dioses paganos, y por otro lado porque eran utilizados para albergar las estatuas de los dioses, no al público asistente. Es por ello que se optó finalmente por la basílica romana, que ya hemos analizado en un capítulo anterior, utilizada en la sociedad civil romana con fines fundamentalmente jurídicos aunque también mercantiles, sociales, etc.

Así pues se habilitan en un principio las basílicas existentes pero enseguida se comienzan a construir expresamente para celebrar el culto religioso. Este hecho es de una importancia enorme pues supone que la basílica paleocristiana, a partir de ese momento y con las modificaciones efectuadas a lo largo de todos los siglos hasta nuestros días, haya sido el modelo del tipo de edificio que acabó por denominarse como iglesia. Si, además consideramos la influencia que la Iglesia -como ente- ha tenido en el devenir de la Historia, al menos hasta el inicio de la Época Contemporánea y, ya en menor medida hasta nuestros días, y que sus edificios emblemáticos han sido siempre las iglesias, estamos ante el nacimiento de una tipología arquitectónica fundamental para entender la Historia de la Arquitectura. Si reflexionamos un poco veremos que en los diversos estilos arquitectónicos tanto en España como en el resto del mundo occidental -visigodo, mozárabe, románico, mudéjar, gótico, renacentista, barroco, neoclásico, etc.- se toma como referencia fundamental a la construcción de las  iglesias y su distinta evolución tipológica a través de los siglos.

La basílica romana, como se ha comentado en capítulos anteriores, presentaba una tipología arquitectónica basada en una nave central y dos naves laterales más bajas. Esta disposición permitía iluminar el interior a través de los huecos abiertos en la parte superior de la nave central. En su cabecera se situaban los dirigentes. La separación entre la nave central y las laterales se efectuaba mediante un sistema de columnas y dinteles aunque, posteriormente, fue sustituido por arquerías apoyadas sobre los capiteles de las columnas. De esta forma las naves laterales quedaban incorporadas al espacio central.






A partir de ese momento, la adaptación de la basilica al nuevo uso que se le pretende asimilar, es decir, la celebración de la liturgia de los primitivos cristianos, así como la disposición para el mismo de los lugares que donde se deberían ubicar los distintos miembros en función de su situación dentro de la estructura jerárquica, condicionan definitivamente sus transformaciones arquitectónicas.




ANTIGUA BASÍLICA DE SAN PEDRO. 
Conocida por Basílica Constantiniana, Reemplazada posteriormente por la actual de San Pedro en El Vaticano.



Aunque muy restauradas, se conservan todavía algunas de las antiguas basílicas cuyo interior ya nos permite adivinar como serán las posteriores iglesias medievales.


SANTA MARÍA LA MAYOR. (ROMA).





SAN PABLO EXTRAMUROS. (ROMA).




SAN JUAN DE LETRÁN. (ROMA).



LA NATIVIDAD. (BELÉN).


SANTA SABINA. (ROMA).



ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LOS ELEMENTOS QUE CONFORMAN LAS IGLESIAS

En la siguiente descripción se detallan las distintas partes de las nuevas basílicas cristianas, así como de qué forma su posterior evolución configurarán las iglesias en los siglos venideros.

  •  Su iluminación natural se conseguía mediante los huecos dispuestos en las paredes laterales de la nave principal que sobresalían de las laterales, de menor altura. Estos huecos -claristorios- se mantuvieron en las iglesias posteriores.
  • Una de sus fachadas de testero adopta una forma semicircular albergando el altar, aislado, con el sacerdote de cara a los fieles, y con el clero mayor tras él, ubicado en un asiento en forma semicircular adosado al muro. Esa zona, que supone la cabecera de la nave, es denominada presbiterio. Estaba cubierto por una cúpula en forma de cuarto de esfera. Todo ello supone el origen de los ábsides de las iglesias románicas posteriores. El clero menor se situaba en el centro de la nave central, y los fieles en el resto de dicha nave así como en la laterales.

  • El testero contrario incorpora a veces un patio porticado. La zona de conexión con la basílica propiamente dicha es el nártex, destinada a los catecúmenos, los cuales estaban aún a la espera de ser admitidos en la comunidad cristiana. El resto del patio  albergaba a los peregrinos. Debido posiblemente a la gran superficie de terreno que  se requería  para estos patios, éstos no tuvieron prácticamente continuidad en los siglos posteriores aunque el nártex se mantuvo en muchas de las iglesias.
  • Más adelante se incorporó un espacio en un nivel superior, encima de las naves laterales, con vistas a la nave central. Se denominaba triforium o matronium, por ser  el lugar destinado a las mujeres para seguir el culto religioso, las cuales hasta entonces, habían ocupado naves diferentes de los hombres. Este elemento fue posteriomente evolucionando para pasar a ser las denominadas tribunas en el románico mientras en el gótico el triforio se reduce de dimensiones y adopta la función de un estrecho pasillo que recorre perimetralmente la iglesia.  
  • Los tejados estaban formados  por  estructuras ligeras, de madera, adinteladas, y, consecuentemente, el peso recaía verticalmente sobre los muros y columnas. Presentaban un riesgo de incendio muy elevado por lo que, en el medievo comienzan a construirse cubiertas con piedra mediante el sistema abovedado. El sistema constructivo adoptado para soportar los empujes laterales provocados por  esas bóvedas condiciona de forma definitiva los diversos estilos arquitectónicos durante la edad media. 
  • Posteriormente ampliaron su capacidad incrementando su anchura mediante la incorporación de dos naves laterales más comunicadas así mismo a través de arquerías con las naves adyacentes, creando basílicas de cinco naves. Éste esquema se utilizó frecuentemente en las iglesias góticas medievales.
  • La posterior evolución tipológica incorporó una nave transversal -transepto o crucero- que separaba el presbiterio de las naves. Evolución importantísima que posteriormente da lugar a la tipología de iglesia denominada de cruz latina. El espacio de intersección compartido por la nave central y el transepto y la forma en que se cubrirá en un futuro dará lugar a brillantes soluciones arquitectónicas. (Cimborrios, cúpulas, linternas, etc.)





Cúpula de Santa María in Fiori. (Florencia)



Como podemos comprobar a través de esta resumida explicación, y teniendo en cuenta que la historia de la arquitectura en occidente se ha apoyado fundamentalmente en la forma de construir los templos cristianos, es fácil comprender la enorme influencia que una edificación pagana romana, ha tenido en  todo ese proceso.



Fuentes:Historia del arte. (Juan Antonio Ramírez y otros); Historia del arte. El mundo antiguo. (Diego Angulo Íñiguez); Historia antigua universal; (Pilar Fernández Uriel); Ilustraciones de diversas webs.

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